Lxs
estudiantes de Filosofía creemos que es necesario problematizar qué tipo de
carrera queremos dado que entendemos que muchos de los modos alternativos de
practicar filosofía no tienen espacio ni relevancia en el ámbito académico
actualmente. Problemas estructurales de nuestra carrera tales como la deserción
deben tenerse en cuenta a la hora de pensar por qué ciertas maneras de
producción filosófica resultan expulsivas para la permanencia de la mayoría de
lxs estudiantes en nuestra carrera.
Nuestro plan
de estudios resulta ser una traba para poner en cuestión los modos en que producimos
conocimiento dadas sus fuertes vacancias teóricas y dado el verticalismo que
impera en las estructuras de cátedra. Se prioriza así la reproducción acrítica
de contenidos y una práctica de estudio fuertemente individual y solitaria, en
lugar de favorecer una producción filosófica a viva voz con una dinámica más
cooperativa de elaboración en conjunto.
Entendemos
que la reforma del plan no es competencia de un sólo claustro ni mucho menos de
una agrupación, tampoco se realiza por decreto o insurrección, sino que es
fruto de un proceso de discusión, producción y articulación que involucra a
toda la comunidad académica. No se trata solamente de una modificación de la
currícula sino de un replanteo integral del modo de hacer filosofía tal como lo
entendemos hoy, tanto en el ámbito académico como en sus implicancias en la
sociedad. Semejante tarea también implica repensar nuestro perfil de graduado,
nuestros hábitos de aprendizaje y enseñanza, y responder, entre otros, los
siguientes interrogantes: ¿qué docentes e investigadores queremos ser?, ¿qué
contenidos y formas debemos darnos para nuestra formación?, ¿cómo relacionarnos
filosóficamente con otros sectores de la sociedad que no son los del reducido
ámbito académico?
Hemos
constatado que la reforma del plan de estudio ha sido el furgón de cola de las
sucesivas gestiones del Departamento de Filosofía. Sabiendo que hace ya 26 años
que no se modifica, hoy en día cada vez más docentes y estudiantes compartimos
la percepción de la necesidad impostergable de una problematización de lo que
implica hacer filosofía en relación con la época que nos toca vivir.
Como toda
disciplina, la nuestra no puede quedar aislada de las problemáticas sociales,
políticas, económicas y culturales vigentes en la sociedad en la que estamos.
Queremos que la filosofía sea también una herramienta que nos permita cuestionar
el status quo dominante, deviniendo una práctica contra-hegemónica en constante
movimiento que contribuya a un proyecto de emancipación global.
El proyecto Numancia,
por su parte, es impulsado por miembros de los diferentes claustros y
busca iniciar un proceso de discusión en torno a la reforma del plan de
estudios y el diseño de uno nuevo, a través de una serie de encuentros que
buscan estructuran un campo específico de ejes de intervención considerados
fundamentales a la hora de encarar concretamente este proceso de reforma.
Desde Ágora,
llamamos a masificar este espacio abierto porque consideramos que constituye
una oportunidad para plantear y profundizar debates, encontrar modos de
participación directa y elaboración colectiva de alternativas a la situación
actual de la carrera y de sus instancias de participación efectiva.
Sabemos que
todos nuestros esfuerzos e ideas, por más potentes que sean, quedarán truncos
si no logramos hacer lugar a la voz real de la mayor cantidad posible de
estudiantes y docentes, para dar a luz entre todxs un proyecto instituyente y
superador que sea el fruto de un proceso de reflexión crítica y construcción
colectiva.
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